SERÁ POSIBLE ?????

Crédito a los pobres Presta dinero sin garantía y el 94 % de sus clientes son mujeres. Muhammad Yunus, dueño del Grameen Bank, dice que con pequeños créditos se puede erradicar la pobreza.
OLGA VIGLIECA. De la Redacción de Clarín
Parsimonioso y afectivo, su estilo dista del de los banqueros clásicos. Es lógico, porque Muhammad Yunus no es un banquero clásico. El Grameen Bank de Bangladesh opera en sesenta países y sus dos millones de clientes son paupérrimos. Yunus vino a Buenos Aires a presentar su libro Hacia un mundo sin pobreza.
- ¿Por qué eligió a los pobres como clientes?
- No los elegí como clientes, estaba buscando ser les útil. Probé muchas cosas y vi lo difícil que les era conseguir una pequeña suma. Entonces les presté dinero y me hizo muy feliz ver que el primer préstamo funcionó. Luego intenté que los bancos los tomaran en cuenta.
- ¿Qué pasó con los bancos?
- Los bancos sostienen que si se les da dinero a los pobres, compran comida y la comen. Y que nunca pagan. Yo corrí el riesgo y todo el dinero me fue devuelto.
- Cuénteme cómo empezó esto.
- A comienzos de los ´70, era docente en Estados Unidos, y en Bangladesh -que era parte de Paquistán- empezó una guerra civil. Cuando a fines de 1971 obtuvimos la independencia, volví a mi país para participar en la reconstrucción. Pensábamos que íbamos a avanzar, pero nos hundimos. En 1974 tuvimos una hambruna y yo me sentía pésimo enseñando muy lindas teorías económicas en la universidad, que no le servían de nada a la gente que se moría de hambre alrededor del campus. Así que comencé a participar en actividades para ayudar a la gente. Y vi que necesitaban pequeñas sumas para trabajar. Entonces hice una lista de cuarenta y dos personas que necesitaban 27 dólares.
- ¿Para qué alcanzan 27 dólares?
- Los veintisiete dólares eran para cuarenta y dos personas, o sea menos de un dólar por persona.
- ¿Y qué hacían con el dólar?
- Le doy un ejemplo: encontré a una mujer que hacía bancos de bambú y ganaba 2 peniques al día. Me extrañó que alguien hiciera algo tan lindo y ganara sólo 2 peniques. Y me explicó que no tenía dinero para comprar el bambú -que costaba 25 centavos- y se los pedía al prestamista. Pero éste le exigía que le diera toda su producción y fijaba el precio.
- ¿Hay una filosofía religiosa detrás de su tarea?
- No, no soy un hombre muy religioso.
- El 94 por ciento de sus clientes son mujeres. ¿Por qué?
- Los bancos están en contra de los pobres y también de las mujeres. Y yo me propuse que la mitad de los que pidieran crédito en mi programa fueran mujeres.
- ¿Cómo lo consiguió?
- Nos costó seis años de trabajo convencerlas de que aceptaran el préstamo, estaban muy asustadas. Pero vimos que el dinero que recibían las mujeres daba muchos más beneficios para la familia que el que recibían los hombres.
- ¿Por qué?
- Las mujeres son muy prudentes. Y cualquier ganancia que obtengan, enseguida beneficia a los hijos y a la casa. Los hombres se ubican primeros, son impacientes, quieren divertirse. Es mejor ingresar en la familia a través de la mujer.
- El Banco Mundial dice lo mismo, y que son muy buenas pagadoras.
- Sí, nunca se oye que una mujer gane dinero y vaya al bar a emborracharse o se lo juegue. Pero el Banco Mundial llegó a esas conclusiones mucho después.
- En su país son musulmanes e hinduístas, ¿cómo reaccionaron?
- Se opusieron a nosotros y en muchos casos fueron muy hostiles. Bangladesh es una sociedad muy dominada por el varón, las mujeres se quedan dentro de la casa.
- ¿Cuál es el monto de sus préstamos?
- El primero es de 25 a 30 dólares.
- ¿Cómo se devuelven?
- En cuotas semanales. Si piden prestados 1.000 takha -20 dólares-, cada semana pagan 20 takha más 2 de interés. En 50 semanas devuelven el capital y pagan 100 de interés. Les resulta fácil. Y la gente no viene al banco, nosotros vamos a la gente.
- Los préstamos incluyen la predica de algunos objetivos extra económicos...
- Usted habla de nuestros dieciséis puntos. Cada año hacemos que los líderes de los grupos se reunan y de esa discusión surgieron algunas decisiones comunes. Se relacionan con los niños, educación, salud, agua potable, la sanidad, la vivienda, la unidad. Y cómo mejorar su vida.
- ¿Cuál es la tasa de morosidad?
- Solía ubicarse cerca del 98 % pero tuvimos inundaciones y bajó al 90.
- ¿Y cuál es la tasa de ganancia?
- Cubrimos nuestros costos y tenemos un pequeño excedente. En 1998 tuvimos un beneficio de un millón de dólares.
- ¿Cómo se lleva con los otros bancos?
- Fuimos muy críticos con el Banco Mundial. Les dijimos que no usaban su dinero para ayudar a los pobres, sino para mega proyectos. Les dijimos que deben abrirles líneas de crédito. Eso se convirtió en una dura batalla entre el Banco Mundial y nuestro sistema. También criticamos mucho su manera de hacer negocios. Les sugerimos que evitaran las consultoras y confiaran en la capacidad de la gente, que conoce su vida de una manera mucho más íntima y exacta que los consultores que vienen de las grandes universidades.
- Pero ahora se han reconciliado...
- Desde que asumió el nuevo presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, inició un diálogo con nosotros y empezó a apoyar lo que decimos. El afirma que tratará de orientar el dinero hacia los pobres. Pero necesita gente con ideas nuevas.
- El Banco Mundial también ofrece micro créditos y préstamos a las mujeres.
- Mi sensación es que todo queda en la retórica. Cada año, el Banco Mundial presta algo así como 20 mil millones de dólares. Si les pregunta qué cantidad se usa en préstamos para las mujeres pobres, no creo que puedan darle cifras muy significativas. Sospecho que el grueso de ese dinero va a los consultores. Asegúrense de que el 75 % llegue realmente a manos de las mujeres. De lo contrario, en realidad, en nombre de esas pobres mujeres, las consultoras ganarán dinero.
- Su experiencia lleva 20 años, ¿en qué cambió la vida de sus clientes?
- Se generó auto estima en las mujeres, dignidad. Muchos estudiosos investigan al Grameen y coinciden en que los ingresos de nuestros clientes han cambiado considerablemente. Un tercio cruzó ya la línea de pobreza. Otros avanzan en esa dirección. El nivel nutricional es mucho más alto, los chicos van a la escuela. La práctica de planificación familiar es el doble que la media nacional. Y la tasa de fertilidad bajó. Además, participan activamente en las elecciones nacionales.
- ¿A quién votan?
- No sé a quién votan.
- ¿Para salir de la pobreza bastan un préstamo e iniciativa individual?
- Si creamos instituciones de apoyo, se puede salir de la pobreza con el propio esfuerzo. Cada individuo tiene un potencial enorme dentro de sí mismo y no lo descubre porque el entorno no le da la oportunidad. Hay que retirar toda la costra de miedo y la idea de inferioridad.
- Es algo casi psicológico...
- Antes, los pobres creían que eran estúpidos, porque se les decía: son estúpidos, por eso son pobres. Yo digo que la pobreza no es creada por los pobres. Las causas de la pobreza están afuera de ellos.
- ¿Dónde?
- La pobreza es usada muchas veces como un gran negocio. Hablar de la pobreza, escribir sobre la pobreza, dar asesoramiento sobre la pobreza... Es un negocio. Yo digo que si nos concentramos en erradicar la pobreza, las cosas empezarán a cambiar. Las causas de la pobreza están en el sistema, que está creado de tal manera que los pobres no puedan salir. Si se les abren las puertas, saldrán.
- ¿Qué papel le reserva usted al Estado?
- El papel del Estado es abrir esas puertas. Pero los programas de bienestar social de los gobiernos consisten en dar un cheque mensual. Y eso los congela en la pobreza, porque no tienen razón para salir y pierden su iniciativa y su dignidad. En cambio, cuando alguien acepta el crédito, está aceptando la responsabilidad de trabajar duro para reembolsar el dinero con un interés y quedarse con algo para sí.
- ¿Usted se considera una persona bondadosa?
- No lo sé. Que la gente decida. Dra Magdalena Inés Silva